lunes, 15 de julio de 2013

SUPERARSE


La superación no llega con el tiempo, el simple deseo o con la automotivación, requiere acciones inmediatas, planeación, esfuerzo y trabajo continuo.

Nuestra vida esta llena de oportunidades, saber aprovecharlas y obtener los frutos deseados constituyen el centro de nuestras aspiraciones. Actualmente se habla de excelencia personal y el éxito al alcance de la mano, sin embargo, muchas de estas fórmulas se enfocan a la solución de problemas y al logro de una posición económica preponderante, quedando cortas en lo que a la superación personal se refiere, la verdadera superación no tiene cantidad sino calidad.

La superación es el valor que motiva a la persona a perfeccionarse a sí misma, en lo humano, espiritual, profesional y económico, venciendo los obstáculos y dificultades que se presenten, desarrollando la capacidad de hacer mayores esfuerzos para lograr cada objetivo que se proponga.

Si la superación es un deseo innato de los seres humanos ¿por qué en ocasiones nos detenemos? El principal obstáculo es nuestra persona, con temores encubiertos de excusas, con la vana esperanza de una oportunidad "de oro" o el momento adecuado para cambiar de vida; en el peor de los casos, la pereza y el pesimismo propios del conformista.

Podemos observar a personas que constantemente hablan de sus planes y el noble afán que tienen por darle un nuevo y mejor rumbo a su vida, sin embargo, todo se queda en las palabras y en el deseo, argumentando dificultades y contratiempos no previstos, los cuales han impedido concretar los objetivos planeados. Basta pensar en el negocio que desde hace tiempo queremos iniciar por nuestra cuenta, del curso de perfeccionamiento profesional que nos abriría las puertas a una mejor posición laboral y que a la fecha no hemos iniciado, o el estudiante que espera el próximo semestre para "ahora sí" prepararse a conciencia y obtener mejores notas.

La superación no llega con el tiempo, el simple deseo o con la automotivación, requiere acciones inmediatas, planeación, esfuerzo y trabajo continuo.

En muchas ocasiones la superación no aparece como un gran cambio lleno de beneficios materiales. Con cierta frecuencia encontramos a personas inconformes en su trabajo, deseando cambiar porque en el tiempo que llevan no ha mejorado su posición. Sin embargo, rechazan oportunidades con un bajo incremento económico o un mismo nivel profesional, sin darse cuenta que la experiencia, las relaciones y los nuevos conocimientos por adquirir, constituyen un perfeccionamiento personal que más adelante servirá para alcanzar otros objetivos.

La estabilidad y seguridad que otorga el permanecer mucho tiempo en un lugar (empleo, escuela, ciudad...) puede infundir temor a lo desconocido, como si no tuviéramos la capacidad de plantearnos nuevos retos con grandeza de ánimo y dispuestos a enfrentar y resolver las dificultades.

Aunque los recursos económicos y materiales sean necesarios, no debemos enfocar la superación a la acumulación de los mismos, como una manera fácil de medir un progreso. Existen otros aspectos fundamentales y prioritarios que toda persona debe atender:

- Podemos comenzar por ver nuestros hábitos y costumbres: el cuidado de las cosas ajenas y personales; el orden en nuestras comidas, diversiones y descanso; la atención y cuidados que procuramos a nuestros familiares (hijos, padres, cónyuge, etc.); tratar con amabilidad a todas las personas; ocupar nuestro tiempo libre para tener convivencia, cultivar pasatiempos o realizar actividades sencillas...

- En el terreno profesional no basta lo que hemos aprendido, continuamente debemos buscar los medios para ser más profesionales y competentes, como aprender a sacarle el debido provecho al uso de la computadora (ordenador) para aplicarlo a nuestro trabajo y tener un mejor rendimiento; idear nuevos sistemas para hacer nuestro trabajo con mayor agilidad y disminuir errores; estudiar una especialidad.

Para el estudiante significa dedicar más tiempo a su preparación, conocer y aplicar nuevas técnicas de estudio que faciliten un mejor aprendizaje con los resultados deseados; desarrollar la investigación personal y mejorar la calidad en los trabajos que realice.

domingo, 7 de julio de 2013

EL QUE PERSEVERA ALCANZA

Es tiempo de que los buenos propósitos se vuelvan realidad.
Normalmente a principios de año comenzamos nuestra lista de "buenos propósitos". El final de un ciclo nos impulsa reflexionar sobre nuestras virtudes y defectos, hasta el punto de tomar una resolución firme y realizar cambios. Todos sabemos cuán efímeros son esos propósitos, y que no pasarán ni siquiera un par de semanas antes de que se olviden. Sin embargo, esto no solo ocurre en año nuevo, puede ocurrirnos en nuestras vidas en muchos aspectos.

La perseverancia es hermana de la fortaleza. Con frecuencia en muchos aspectos de la vida, existe una verdadera lucha. Desde la escuela, el "aguantar" a un jefe lleno de defectos, tener una novia o un novio que hace cosas que nos desagradan, tener un marido o una esposa que a veces nos rompe los nervios y muchos otros momentos de la vida son difíciles. Desde pequeñas crisis hasta grandes huracanes, la vida nos depara un hecho innegable: la vida es hermosa, pero no necesariamente sencilla.

Si somos como un barquito de papel, la menor llovizna nos hunde irremediablemente. Hace falta la fortaleza.

La perseverancia es un esfuerzo continuado. Es un valor fundamental en la vida para obtener un resultado concreto. Existen muchos matices al vivir la perseverancia: existen aquellos que son necios irremediables, y otros que son veletas que cambian de rumbo. Estos últimos, tienen grandes problemas.

Siempre es emocionante iniciar algo: existe una gran ilusión, sueños y esperanzas. Ese "algo" puede ser un nuevo trabajo, vivir en una nueva ciudad, conocer a una persona que potencialmente puede ser nuestra pareja, un nuevo proyecto de trabajo. Sin embargo, fácilmente comenzarán a existir resistencia y problemas. En el nuevo trabajo, comenzaremos a conocer gente que no nos agrada, o las exigencias podrán ser agotadoras, al vivir en una nueva ciudad tal vez la gente no nos acepte fácilmente por nuestro acento o nuestra costumbres, tras el "enamoramiento" inicial, comenzamos a descubrir que esa persona ideal no lo es tanto y que en su personalidad hay aspectos que pueden rayar en lo insoportable. Si una persona abandona un trabajo porque su jefe no le agrada, tras cambiarse de ciudad decide regresar a su lugar de origen porque el hicieron el feo por su acento, si abandonamos a la pareja porque "no es perfecta", entonces estamos ante la falta de perseverancia, y en el fondo siempre existe un sentimiento en el corazón: el de haber sido derrotado, vencido y el no haber luchado por algo que valía la pena.

El combustible para que la perseverancia pueda moverse largamente es el de la visión de largo plazo y la profundidad. Los seres humanos somos hedonistas, es decir, preferimos el bien inmediato. Una persona puede utilizar una droga porque en el momento de administrársela a su cuerpo percibe sensaciones que le gustan, pero no le importa que su cuerpo se dañe en el largo plazo. Esa miopía provoca que hagamos grandes tonterías en nuestras vidas por obtener satisfacción instantánea. El punto es que con la perseverancia, debemos tener la fortaleza de no dejarnos llevar por lo fácil y lo cómodo, a cambio de obtener algo más grande y mejor en el futuro. Si vemos la vida con superficialidad entonces nos dejaremos llevar por las cosas inmediatas.

Cuando hablamos de perseverancia, valdría la pena tomar un papel y ver nuestros propósitos de año nuevo. El problema con los propósitos es que siempre decimos el "qué" pero nunca el "cómo". Por otro lado, a veces no conocemos a fondo nuestras capacidades (o falta de ellas) para poder establecer objetivos que realmente podamos alcanzar. 

La lista de año nuevo, y cualquier propósito que emprendamos (una relación afectiva, un trabajo, un cambio de residencia), debería estar acompañado de un recuento de los medios con los que vamos a lograr ese trabajo. Si queremos arreglar una cañería rota, necesitaremos herramientas, y sería muy bobo desalentarnos porque no pudimos llegar hasta la cañería por el muro con las uñas ¡Hacen falta herramientas! Esas herramientas son nuestras habilidades, circunstancias, posibilidades y conocimientos. ¿Cómo aplico mis habilidades, circunstancias, posibilidades y conocimientos para que mi relación de pareja sea estable? ¿Cómo intervienen mis posibilidades en ese nuevo trabajo? ¿Qué se hacer bien y mal? 

La perseverancia requiere sentido común. A cambio de contar con el valor de la perseverancia obtendremos el gozo de luchar por lo que queremos. Tal vez no lo logremos de inmediato, incluso tal vez no logremos algo en el final, sin embargo es importante disfrutar el camino. La perseverancia brinda estabilidad, confianza y es un signo de madurez.

A veces nos olvidamos de la sabiduría popular, pero no sería mala idea reflexionar solo un momento el viejo refrán 

El que persevera alcanza.