¿En qué radica, entonces, la autenticidad? Quizás ello pueda deducirse a partir de lo que no es auténtico. No es auténtica una persona que:
- Imita comportamientos orientados al mal, con el propósito de obtener beneficios de cualquier tipo.
- Adopta pensamientos y acciones que no contribuyen a la sana convivencia social.
- Adopta vestuarios que procuran llamar la atención antes que generar una buena presentación personal.
- Hace lo que otros realizan sin someter a la crítica racional las intenciones reales de dicha postura.
- Realiza actos degradantes para llamar la atención.
- No es fiel a sus propios valores y sanas convicciones. (Toda persona generalmente ha sido mínimamente enseñada en los principios y valores deseables en sociedad)
Podemos decir, pues, que una persona es auténtica cuando está orientada a lo bueno, procura ser ella misma, evitando modelos socioculturales erróneos, o formas de pensar que destruyen la convivencia humana. La persona auténtica desea ser ella misma y desarrollar un propósito o proyecto de vida, sin la necesidad de imitar a otros.
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