domingo, 30 de junio de 2013

AUTENTICIDAD

Como puede apreciarse, ser auténtico en un mundo que no vende la singularidad, sino copias y modelos para imitar, cabe esperar que los jóvenes sigan modelos inadecuados de vida; en lo moral, en lo intelectual, en lo espiritual, en lo social y familiar.

¿En qué radica, entonces, la autenticidad? Quizás ello pueda deducirse a partir de lo que no es auténtico. No es auténtica una persona que:


  • Imita comportamientos orientados al mal, con el propósito de obtener beneficios de cualquier tipo.

  • Adopta pensamientos y acciones que no contribuyen a la sana convivencia social.

  • Adopta vestuarios que procuran llamar la atención antes que generar una buena presentación personal.

  •  Hace lo que otros realizan sin someter a la crítica racional las intenciones reales de dicha postura.

  •  Realiza actos degradantes para llamar la atención.

  •  No es fiel a sus propios valores y sanas convicciones. (Toda persona generalmente ha sido mínimamente enseñada en los principios y valores deseables en sociedad)


Podemos decir, pues, que una persona es auténtica cuando está orientada a lo bueno, procura ser ella misma, evitando modelos socioculturales erróneos, o formas de pensar que destruyen la convivencia humana. La persona auténtica desea ser ella misma y desarrollar un propósito o proyecto de vida, sin la necesidad de imitar a otros.

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